Incluso en medio del caos, hay una orilla. Un adulto que no se cae. Un faro que sigue encendido.

No me está manipulando. Está pidiendo ayuda a gritos.

July 17, 20253 min read

💬 Cuando todo explota… y no sabés si poner un límite o contener

A veces, en medio del caos, te encontrás dudando:
¿Esto es una manipulación? ¿Está probando mis límites?
¿O realmente no puede con lo que le pasa?

Y la verdad es que… puede ser cualquiera de las dos.
Pero en ambos casos, el camino no es tan distinto.

Porque tanto un berrinche como un meltdown son, al final, comportamientos que nos están mostrando algo que adentro duele, desborda o no encuentra otra salida.


🧠 Berrinche o meltdown: la diferencia importa… pero no lo es todo

En términos técnicos, la diferencia entre berrinche y meltdown es real y está respaldada por diversos enfoques neuropsicológicos:

  • Berrinche (tantrum): conducta típicamente voluntaria, con un objetivo claro: obtener algo, evitar una consigna, llamar la atención o expresar frustración. Puede haber algo de control, y suele cesar si se logra el objetivo.

  • Meltdown: reacción involuntaria del sistema nervioso central ante una sobrecarga sensorial, emocional o cognitiva. No hay control posible: el niño está literalmente desbordado.

📚 Stephen Porges (modelo polivagal):
En estados de amenaza percibida, el sistema nervioso abandona el córtex prefrontal (razón, lenguaje) y actúa desde el sistema límbico o el tallo cerebral.

📚 Mona Delahooke lo dice claro:

“No podemos pedir autorregulación a un niño cuyo sistema está en llamas. Primero debemos ser nosotros los reguladores externos que ayuden a apagar el fuego.”


🌿 Entonces… ¿por qué igualamos ambos en nuestra respuesta?

Porque aunque el origen sea distinto, el enfoque puede ser el mismo:
🌱
Un adulto que no se asusta, que sostiene un límite real y que no abandona emocionalmente al niño.

Ese es el punto en común. No el diagnóstico… sino nuestra presencia.


👀 ¿Qué vemos? ¿Qué escuchamos?

A veces parece “demasiado dramático” para ser real.
Otras veces, “demasiado violento” como para pensar que está sufriendo.
Pero ambas cosas pueden ser verdad al mismo tiempo.

“¡Te odio, sos el peor!”
Gritos, portazos, insultos
Llanto desconsolado, cuerpo tenso
“¡Esto es una porquería!”, “¡Nadie me quiere!”

Son escenas duras. Incomodan.
Pero muchas veces no necesitan sermones… sino refugio.


🧰 Tres claves para esos momentos (y lo que viene después)

1. No confundas compasión con conmiseración
Tu hijo no necesita tu lástima. Necesita tu presencia.
💬 “Estoy acá, aunque estés enojado.”
💬 “No me gusta lo que hiciste, pero sí quiero ayudarte con lo que sentís.”


2. Nombrá lo que pasó… una vez que pasó
Aunque no hable o no entienda todo, el lenguaje crea puentes.
💬 “Estuvo difícil anoche, ¿no?”
💬 “La próxima vez, si tu corazón hace tum tum muy fuerte, te ayudo a respirar. ¿Querés practicar?”


3. El límite no siempre se dice. Pero siempre se sostiene
A veces, el silencio transmite más que mil explicaciones.
💬 “No voy a dejar que esto pase.”
(Susurrado, sentido. Desde el pecho. Como un ancla.)


💞 Lo que estás cultivando

Estás construyendo una base de seguridad emocional para los días de tormenta.
Acompañar no es ceder. Es sostener sin justificar. Es abrazar sin desdibujarse.
Es ser orilla cuando todo se desborda. 🌊

Porque los meltdowns no son el enemigo. Son el aviso.


🧭 Para profundizar

  • Ross W. Greene – The Explosive Child
    👉 Modelo colaborativo y proactivo. “Los niños hacen bien cuando pueden.”

  • Mona Delahooke – Beyond Behaviors / Brain-Body Parenting
    👉 Enfoque en integración sensorial y co-regulación.

  • Stephen Porges – Teoría Polivagal
    👉 Cómo el sistema nervioso afecta nuestra capacidad de conectar y autorregularnos.


🌱 Y vos, hermosa humana…

Lo estás haciendo bien.
Muy bien.
Incluso en los días más difíciles.


📲 ¿Te resonó este artículo?
Seguimos la conversación en nuestra comunidad de WhatsApp →
Unite acá

Coach Ejecutivo y madre homeschooler. Creadora de Peasymind

Marian

Coach Ejecutivo y madre homeschooler. Creadora de Peasymind

Back to Blog